Este video del Canal Infocielo cuenta la historia del Fuerte Barragán y cómo se gestó Ensenada, y llega hasta el bombardeo del 55. Imperdible para los amantes de la historia argentina en general y la de Ensenada en particular.
📜 #Bonaherencia | Episodio 10 | La historia de ENSENADA y su relación con las INVASIONES INGLESAS
Canal: Infocielo Play
Transcripción:
Introducción
Museo Fuerte Barragán
(Ignacio Pérez Galeta –museólogo)
—Embarcar soldados en bote de remo mientras te están lloviendo balas de cañón no es algo interesante ni inteligente.
(Eduardo Villar –Director del Museo Fuerte Barragán)
—Claro, es algo muy importante para nosotros.
—Es soberanía,
—Es soberanía. Que vengan todas las escuelas de la provincia, alrededor de entre cuatro y cinco mil chicos anual.
Museo de los Héroes de Malvinas
(René Ricci –Ex combatiente de Malvinas)
—¿Qué es Malvinas para vos?
—Malvinas es una lucha atravesada por un montón de cuestiones, y no solamente por cuestiones que tienen que ver con nuestra argentinidad, sino que tiene que ver con una mirada sudamericana.
Puente Giratorio y Barrio Campamento
(Carlos Ferrari — exdirector de Cultura de Ensenada)
—Tal es así que alguien que me parece que es un lúcido pensador del siglo XIX, como Juan Bautista Alberdi, decía: “Para nosotros la independencia fue cambiar de amo. Antes nos mandaban los españoles y ahora nos mandan los porteños”.
Fuerte Barragán
(Voz en Off)
El mundo y las pasiones de cada uno de nosotros, dentro de los caminos elegidos en la vida, nos van marcando placeres, gustos. Y en verdad que el tema de las invasiones inglesas me subyuga desde pequeña, cuando en el colegio primario uno repasaba lo sucedido en 1806 y 1807 a través de los manuales escolares.
Hoy nos acercamos a Fuerte Barragán, en la denominada Ensenada de Barragán, para contarte con detalles algo de todo lo sucedido aquella mañana del 25 de junio de 1806.
Tengo que confesar que cuando me paro sobre tierra en la que el pasado dejó escrita su memoria, me emociono de verdad.
Por aquel viejo amor a la historia, tal vez.
Llegamos al complejo donde está ubicado el fuerte y nos encontramos allí con un anfitrión maravilloso, de lujo: el museólogo Ignacio Pérez Galeta, con el que empezamos a desgajar lenta y levemente la historia del lugar.
Contexto Histórico
(Marcela Feudale – Conducción)
Viste esas cosas que se convierten en pasión y terminan siendo como una cosa… Yo hice trabajos, cuando era estudiante de historia, sobre las invasiones inglesas y demás. Y estoy en Fuerte Barragán. Esto es Ensenada.
En verdad, históricamente, 1806 y 1807: las dos invasiones inglesas. En la primera invasión logran entrar a Buenos Aires; en la segunda prácticamente son rechazados desde el inicio.
Pero este fuerte, que fue creado por el virrey Vértiz en 1751, un poco más alejado —tengo entendido, después lo vamos a charlar con nuestros amigos— finalmente termina siendo trasladado a este lugar.
Para no decir cosas que no sean ciertas, que de algunas vamos a discutir seguro, vamos a encontrarnos con el museólogo de este lugar (Ignacio Pérez Galeta).
—Digo bien, ¿esto es 1751? El virrey Vértiz, que fue un virrey bastante progresista por cierto.
—En realidad ese fuerte no es este.
—No es este.
—Desde 1750 hasta este último de 1801 uno, se fueron construyendo varios fuertes. ¿Qué pasaba con estos fuertes? No tenían un enemigo que los bombardeara, pero eran fuertes que estaban construidos con ladrillos de adobe, con maderas blandas, solo sobre un suelo anegadizo. Entonces cualquier crecida del río, los destruía.
—Claro.
—En 1801 los españoles rompieron el chanchito, hicieron una inversión, hicieron un fuerte con ladrillo tipo colonial.
La base de ese fuerte sigue siendo la original, y ahora estamos en esa base.
—Estamos en esa base. O sea que, cuando ellos se apostaban, se apostaban acá.
—Se apostaban acá. Estuvieron acá cuando los ingleses intentan desembarcar en la primera invasión inglesa, y los rechazan. El 28 de junio de 1807 al 29, desembarcan 8.000 soldados…
—Pero vos estás hablando de la segunda.
—De la segunda.
—Okay.
—En esa segunda invasión, desde acá empiezan a marchar hacia Buenos Aires. Sí. El terreno les jugó una mala pasada. Esto era bastante pantanoso…
—Sí, claro.
—Y habían bajado muchas piezas de artillería, pero algunas no las pudieron llevar: las dejaron en los barcos por lo difícil que era trasladarlos por este terreno tan anegadizo.
—¿Esta pared, estas paredes, son reconstruidas, imagino?
—Exactamente.
—Bueno, cuando ellos se asomaban acá, ¿qué veían? ¿El río?
—Sí, la geografía ha cambiado muchísimo. Naturalmente el río se iba sedimentando y la boca, la Ensenada, se iba cerrando.
Si a eso agregamos la construcción del Puerto de La Plata en 1883 y, en 1970, acá atrás está el Puerto Ingeniero Roca, tenías un poco de playa, juncales y el río, y no había nada que te perjudicara la visión.
Esto estaba en la entrada a la Ensenada. O sea, si yo quería introducir un barco adentro de la Ensenada, sí o sí tenía que pasar por acá adelante. Y tenías un fuerte, lo que hoy es el edificio del museo, una comandancia y, además, tenías un almacén con pertrechos militares…
Creación del Fuerte de Barragán
(Voz en Off)
El reconocimiento que realiza en 1727 el práctico Juan Antonio Guerrero lleva a que, en 1730, el gobernador de Buenos Aires, Zavala, le envíe una carta al rey en la que le cuenta que el paraje tiene buenas y grandes cualidades para establecer allí un puerto, pero que necesitaría de una fortificación. La que va a ser construida en 1731, en la entrada de la Ensenada.
En 1734 será el escenario de una primera batalla, que dura 14 horas, con los invasores portugueses. Y al mismo tiempo dará origen a una creciente movida poblacional.
Antecendentes del Puerto
—En ese momento, ¿cuál era la preocupación del español? ¿El contrabando?
—La preocupación que tenemos todos: El bolsillo. El contrabando. El contrabando en este puerto natural de la Ensenada, que tenía inmejorables condiciones. Vos podías entrar a la Ensenada porque tenía aguas profundas, podías desembarcar y embarcar rápidamente, y quedabas relativamente cerca de Buenos Aires en un lugar donde no te veía nadie.
Ideal para el contrabando.
Tenías una comandancia con aproximadamente 60 u 80 soldados que vivían acá…
—Cuando decimos vivían acá…
—Estaban apostados acá, nada más. Vivías en el medio de la nada.
—1801
—1801… pero los primeros…1750, en esta zona: nada.
Para darle sustento, van a hacer un pequeño caserío que se va a transformar en el pueblo de Ensenada, que también es de 1801.
Un cañón en cada tronera, generalmente con cuatro o cinco soldados, artilleros. El artillero era como un soldado de élite, no un soldado común, era un especialista.
Lo que hacían normalmente: vos dejabas (vas a ver que hay unas pequeñas garitas); dejabas dos soldados de guardia.
Si esos soldados veían algún movimiento extraño o algún barco extraño, llamaban a los demás soldados a las armas.
—Primera invasión: ellos eran mil seiscientos.
—Mil seiscientos era muy poco para lo que pretendían.
—Pero quiere decir que estos hombres tenían que resistir sí o sí.
—Sí. Acordate que, militarmente, el que ataca —sobre todo una fortificación— tiene que tener una ventaja de tres a uno.
Y vos tenés estos que son los merlones. Los merlones: hay como una doble pared. Entre la primera y la segunda pared tenías dos metros, más o menos. Esos dos metros se llenaban con tierra.
¿Qué te garantizaba eso? Que si la bala de un cañón tenía suficiente potencia para romper la primera pared, los dos metros de tierra la frenaban y no destruía esta pared, detrás de la cual estaban los artilleros.
Delante del fuerte, todo alrededor, tenías un foso, de 80 centímetros más alto y, adelante, palos puestos a pique como una empalizada de madera.
Intentan desembarcar. Desembarcar soldados en bote de remo mientras te están lloviendo balas de cañón no es algo interesante ni inteligente.
—Claro.
—Hay una realidad: los ingleses, en 1805, habían sondeado buena parte del Río de la Plata. O sea que conocían otros lugares.
Dijimos que las fuerzas españolas eran muy pocas.
Decía un general español que, para defender el Río de la Plata, necesitabas el ejército de Jerjes —que era un ejército mítico—, que esos hombres tenían que ser ángeles para poder cubrir las distancias.
El Río de la Plata, la costa es inmensa. Entonces no lo ibas a poder cubrir: si no bajaban acá, hacían 4 km para un lado o para otro. Tal vez el desembarco iba a ser más complicado en cuestiones de subidas de mareas y de profundidad, pero sin ningún tipo de agresión.
La Figura de Sobremonte
(Voz en Off)
Mucha bibliografía se ha empeñado en mostrar a Sobremonte como a un hombre falto de carácter, que frente a la invasión inglesa no supo reaccionar o lo hizo tardíamente. Muchas veces la confusión llegó a hacer creer que incluso se había robado los caudales del virreinato. Esta cuestión la aclaramos cuando visitamos el Museo de la Reconquista en Tigre, ¿te acordás?
Y ahora nos toca aclarar cuál fue su comportamiento en la noche del 24 de junio de 1806, cuando avista de los ingleses ubicados en la Ensenada, desde la terraza de su vivienda.
¿Se fue a dormir? ¿Reaccionó? ¿Siguió un consejo? Lo hablamos con Ignacio.
—Sí. Lo que tenemos constatado es que, estando Liniers acá, manda un informe por ese intento de desembarco.
En ese informe, que es el que recibe Sobremonte cuando estaba en el teatro, Liniers, dice que, para él, no podían ser tropas militares, porque la oportunidad que tuvieron —con mucha agua, el río crecido, como para hacer el desembarco— era inmejorable, y que, tras unos pocos tiros de cañón, las fuerzas se dieron vuelta y se fueron.
O sea que una fuerza militar honorable jamás hubiese hecho eso.
Para él, no era una fuerza importante o militar, porque si lo hubiesen sido, se lo hubiesen jugado y hubiesen desembarcado.
Recordemos esto: para 1800, Buenos Aires era una ciudad de 40.000 habitantes. Lo que los españoles tenían como soldados profesionales eran 200.
Muy pocas armas, muy pocos cañones, porque los cañones se hacían en Europa, no había acá. Y hay otro elemento: los españoles no eran tontos. Ellos ya sabían que había como un rumor en la gente de revolución.
—Me imagino.
—Habían llegado referencias de la Revolución Francesa, esclavos liberados, llegaba bibliografía… Entonces tenían un problema: «Yo armo a esta gente, ¿y cómo sé que estas armas en poco tiempo no se vuelven en contra mía?» O los dejo así, desarmados como estaban.
Cuando llegan los ingleses, primera invasión inglesa. 40.000 habitantes, 1.600 soldados. Muy pocos. No existe como fuerza, pero eran soldados de línea, profesionales, contra 200 y milicias que eran gente que hacía una práctica de tiro.
—Pueyrredón…
—Se quejaron de la falta de soldados profesionales y la falta de armamento. De hecho, hasta Sobremonte hizo pedidos.
Lo que se le achaca a Sobremonte es que no tenía experiencia militar —eso es verdad— era administrador.
La segunda (invasión) es como que te bajen ahora… casi 12.000, bajan acá sin oposición. Sobremonte manda a sacar el armamento para reforzar Colonia.
No tenés cañones, no tenés cómo defenderte. Se llevan los soldados.
La Ensenada, puerto de aguas profundas. Los ingleses la aprovechan y están casi un día desembarcando hombres. Y desde acá marchan hacia Buenos Aires casi sin oposición, hasta las puertas de Buenos Aires.
—Qué nos queda por recorrer.
—Si querés, podemos ver el museo.
El Museo Fuerte Barragán
—La maqueta de cómo era el lugar hacia 1801. El fuerte con sus troneras y merlones, las dos garitas donde se hacía guardia —sí, no está relevado acá— pero bueno, recordemos lo del foso. Todo un foso alrededor del fuerte. La comandancia: el lugar donde tenían el asiento los soldados y oficiales, dormitorios, cocina y comedor.
Y lo que sería el almacén de pertrechos militares, no pegado, a cierta distancia, por si había algún accidente con la pólvora. Digamos que la mayoría de los soldados quedaban indemnes.
Hablamos del Fuerte, hablamos de los Barragán, que fueron los primeros pobladores. Nos falta la Ensenada, y acá la tenés representada en este plano que es copia de uno de 1850. Esto sería la Ensenada.
Esta especie de herradura que se forma, así era la Ensenada.
¿Qué tenía de interesante? Que toda esta parte acá tenía profundidad para casi cualquier barco de aquella época.
Nosotros estamos acá, a la entrada de la Ensenada. Si vos querés entrar con el barco, te das cuenta que quedás a la vista del fuerte y a tiro de los cañones.
O sea, la sedimentación fue algo natural, y bueno, un poquito de la mano del hombre hizo que esto hoy se cierre.
Hoy podés ingresar con un cayak, con una lancha… no ya con un bote de tamaño importante.
Y toda esta parte es la que se rellenó. Por eso hoy el Fuerte está casi 400 metros del río.
Vos acá dentro quedás protegido por todo este monte. Entonces, si había una tormenta importante, las condiciones acá dentro eran mucho más tranquilas que río afuera.
Por eso también el tema de hacer un desembarco acá: por la profundidad y por la cuestión de que era un puerto abrigado.
Por eso los ingleses vienen acá, no de casualidad.
Excavaciones Arqueológicas en el Fuerte Barragán
(Voz en Off)
Desde el año 2006 aproximadamente se vienen haciendo excavaciones. Realizadas tanto por el municipio, a las órdenes del arqueólogo González Lens, como por parte de la Universidad Nacional de La Plata en colaboración con la Universidad Nacional de Rosario.
En la actualidad, liderados por el arqueólogo Fernando Oliva.
Los hallazgos han sido múltiples. Desde utensilios para el desarrollo de la vida cotidiana de los hombres apostados en el fuerte, pasando por armamentos, y hasta la estructura de un aljibe.
El director del museo, Eduardo Villar, nos contó al respecto:
—Es algo muy importante para nosotros…
—Es soberanía.
—Es soberanía. Y que vengan todas las escuelas de la provincia, alrededor de entre cuatro y cinco mil chicos anuales. El chico viene con los maestros, está Ignacio que los recibe, se les da la clase, hasta una nueva hora… y una sala nueva de arqueología.
—Ah mirá.
—Una sala nueva de arqueología. Se están haciendo excavaciones en todo el predio. Es un trabajo de restauración del fuerte. Hasta los ladrillos, de la forma como se hacía antiguamente, lo hicieron. Y bueno, fue un trabajo, un arduo trabajo.
El museo histórico nacional es…
—La fortaleza.
—la fortaleza, pero en realidad nosotros hacemos el mantenimiento de todo el predio,
—¿Qué incluye? ¿Todo esto que vemos de verde alrededor?
—Todo esto que viene desde el río hasta el camino. Y acá lo que encontraron: Piezas valiosas, porque si no, no venían a hacer ese trabajo.
—¿Qué encontraron?
—Encontraron una bala, encontraron mampostería, platos, que obviamente están en estudio, porque fue… ahora está en estudio en el museo de La Plata y después vuelve al museo.
Hace unos años hicimos una recreación gigante. Con todo el predio completo, con más de 5000 artistas, fue algo impresionante.
—Avisame con tiempo…
—Y después está la Noche de los Museos, Que hacemos todos los años, dos veces. Todas las actividades que hace la provincia se trasladan acá. Por ejemplo, van al museo de La Plata, hay un micro, está un micro Ensenada, y los trasladan acá y los vuelven a llevar.
—¿En qué horario está abierto el museo?
—Está de las ocho de la mañana hasta las 17 horas.
—¿Lunes a viernes?
—Lunes a viernes. Y sábado y domingo con visitas guiadas.
Ensenada está tan linda y tan grande… Qué bueno que estamos orgullosos de ser ensenadenses y que queremos, realmente, lo que hacemos.
(Conversando de nuevo con Ignacio Pérez Galeta frente a una maqueta de excavación)
—Se supone que uno tiene que ser muy delicado.
—Muy delicado. Los chicos ven lo que hicieron los arqueólogos afuera, en el patio.
—Claro.
—Nos venimos acá, les explicamos un poco y hacen la tarea que hacen los arqueólogos: que es delicado, buscar algún objeto. —Bueno, yo acá parece que ya encontré algo.
—Ah, yo también encontré algo.
—Pedazo de platito, me parece que encontré.
—Puede ser de losa, puede ser un plato.
—Lo dejo en el lugar donde lo encontré, ¿no?
—Sí. Los chicos en realidad tienen una hojita donde ponen su nombre, la escuela, el lugar, la fecha, y van dibujando lo que van encontrando.
—Lo tienen que dibujar…
—Lo tienen que dibujar.
—Encontré más losa. Mirá.
—En realidad, les encanta el tema de la ambientación y el de hacer arqueología, el de poder hacer algo. No solo escuchar, sino participar
—Claro…
—y meter las manos les encanta. Y tal vez, el día de mañana… Mirá, son como clavitos forjados. Estemos creando un futuro arqueólogo. Pero yo he visto chicos que después traen a sus padres acá, al museo.
—Y sí, claro.
—Y les cuentan exactamente lo que yo les dije. Entonces eso es absolutamente sorprendente y es maravilloso.
—Los vincula con la historia. Los vincula con el pasado. Cuando tienen este pedacito lo llevan allá, lo pesan…
—Sí, lo llevamos a una mesa.
—Podemos ir hasta allá.
—Lo podés limpiar.
—Ah, lo limpio primero. Esperá que dejo la cuchara, le saco toda la tierrita. Y ahí lo peso.
—Ahí lo podés pesar.
—Lo miden.
—Lo miden.
—Más o menos 9 centímetros por acá.
—Así lo van anotando. Que esta hojita se la llevan.
—Ah, ¿les queda a ellos eso?
—Sí, se la llevan al colegio y le damos al docente esta hojita para continuar haciendo actividades en el aula, después de la visita.
Museo de los Héroes de Malvinas
(Voz en Off)
Dentro del mismo predio donde está ubicado el Fuerte Barragán también se encuentra en proyección el Museo de los Ensenadenses, cuya tarea es visibilizar la historia del lugar con elementos aportados por la propia comunidad.
Con el fin de convertirlo en un lugar social abocado a la tarea de definir la identidad de los habitantes del lugar.
Actualmente siguen necesitando del aporte tangible e intangible de la comunidad y tratan de establecer lazos con todas las organizaciones e instituciones de la ciudad.
Trabajan en el proyecto desde el año 90, con el fin de resguardar el acervo histórico y cultural de la localidad.
Allí mismo se encuentra también el Museo de los Héroes de Malvinas. Guarda objetos y testimonios de los veteranos de Malvinas. Dialogamos con el ex combatiente René Ricci.
—Por ahora, bueno, soy presidente de la agrupación Soberanía y Memoria de los veteranos de Malvinas de Ensenada.
—Acá estamos en el cenotafio.
—Bueno, sí, acá están los 649 verdaderos héroes de Malvinas.
Muchos de ellos en el cementerio de Darwin, otros quedaron en las heladas aguas del sur. Pero todos ellos, allá, bajo la Cruz del Sur, velando por nuestra soberanía.
Nosotros los encontramos en esas placas como Soldado argentino solo conocido por Dios.
—Sí, claro.
—Creo que, me parece, fue el primer acto de desmalvinización que implantaron los ingleses. Porque al principio, si bien nos parecía hasta romántico que digan soldado argentino solo conocido por Dios, en realidad yo creo que… O sea, decir que a vos te conoce Dios nada más, sacarte la identidad de esa manera… Que no tenés un barrio, no tenés una familia, no tenés un club, no tenés nada.
Pero bueno, obviamente que vemos a todos como nuestros compañeros. No importa dónde…
—¿Vamos a la sala?
—Vamos. Dale.
—Bueno, estamos en el interior del Museo de Héroes de Malvinas. ¿Cómo lo definirías? ¿Qué vemos acá? ¿Todas vestimentas? Porque veo trajes militares, veo uniformes de fajina, veo mujeres… ¿Esto es original de Malvinas?
—Sí, sí, acá… Bueno, hemos empezado con esta muestra hace unos 18, 19 años. Comenzamos acá como en tantos centros de veteranos: encontrarnos con nosotros, con nuestros pares.
Y bueno, hemos ido armando esta gran muestra que es este Museo de Héroes de Malvinas.
—¿Cómo las rescataron las cosas? ¿Cómo las sacaron, cómo las obtuvieron? Por ejemplo, aquella carpa que veo allá…
—Eso es una balsa…
—¿Una balsa?
—que perteneció al Crucero General Belgrano. Si fue desembarcada del crucero por algún motivo, ha tenido alguna falla… algo.
Mujeres veteranas de Malvinas
—Hace muy poco tiempo hablábamos: había mujeres allá, apostadas.
—Bueno, el tema con las mujeres:
—Estaban en territorio, ¿no?
—No… Hubo algunas que estaban embarcadas, que eran enfermeras, no habían sido visibilizadas durante tanto tiempo. Tenemos que levantar esas historias, que la gente conozca
—Bueno, hubo un reconocimiento de las enfermeras que estuvieron en Malvinas no hace mucho tiempo, el año pasado fue. Incluso, creo que una de ellas empezó a cobrar su…
—No, sí lo hay, lo hay, son veteranas de guerra, están reconocidas, sí. Y nosotros mismos, yo en muchas oportunidades, después que apareció esta idea de visibilizar a las mujeres de Malvinas, me he preguntado:
¿Cómo he estado tanto tiempo en tantos actos diciendo “los otros, los veteranos, los veteranos”, y no “las veteranas”?
Significancia de Malvinas
—Siempre llega el momento de la deconstrucción… ¿Qué es Malvinas para vos?
—Malvinas es una lucha atravesada por un montón de cuestiones. Y no solamente por nuestra argentinidad, sino también por una mirada sudamericana.
Malvinas nos despierta todos los días ese interés de seguir luchando por nuestra cultura, por romper de una vez y para siempre con esa subordinación cultural que venimos arrastrando desde antes de que seamos la República Argentina.
Y, bueno, qué sé yo, si el día que dejemos esa lucha es porque ya no vamos a estar más.
Cuando volvimos de Malvinas, volvimos desarmados. Como un rompecabezas que se te cayó al piso y tenés todas las piezas sueltas por ahí. Y ahora estamos buscando esas piezas para volver a construirnos, para volver a armarnos.
No todos encontramos todas las piezas. Algunos nos hemos armado como pudimos, algunos no hemos podido. Y por eso hubo tantas muertes después de Malvinas, tantos que se quitaron la vida porque no encontraron ni siquiera la primera pieza de su rompecabezas.
La contención que recibimos desde la familia o desde los lugares con los que nos vinculamos después de Malvinas
es lo que nos ayudó a rearmarnos a los veteranos.
Y, por sobre todas las cosas, los centros de veteranos: volver a encontrarnos entre nosotros creo que fue lo más sanador que nos pudo pasar.
No poder decir “yo estuve ahí”…
—Se los prohibieron…
—En algunos casos, sí. Y en otros, decir que habías estado en Malvinas era que por ahí no conseguías trabajo, que te miraban de otra manera.
Toda esta materialidad que ustedes se encuentran acá, que se llevan en las imágenes y todo, tiene un relato, tiene una persona detrás.
La parte humana es lo que nosotros realmente contamos. Eso es lo que cambia la mirada de las cosas hacia Malvinas.
Acá hay muchas historias fuertes: de los hombres, de las mujeres, de la sanidad en Malvinas. Son derechos que hemos ganado a través de esta democracia que tenemos, porque Malvinas también tiene mucho que ver con nuestra democracia.
Ha sido seguramente el último eslabón.
—Sí, claro.
—Y nos ha permitido trabajar eso. Así como hicimos con Malvinas, que malvinizamos, bueno, democraticemos, ¿cierto?
Realmente fue un placer…
—Igualmente.
—Y cuando ustedes quieran… esto es de todos, no es nada más que nuestro. Todos tienen que apropiarse y tener un sentido de pertenencia hacia todo espacio, porque realmente es de todos.
—Gracias.
—Por nada.
El Puente Giratorio de Ensenada
(Voz en Off)
En la avenida Almafuerte, esquina Santa Fe, del barrio Campamento, desde 1913 se encuentra ubicado el Puente Giratorio que fue construido por la empresa Frodingham Iron and Steel, con una longitud de 25 metros, con el solo fin de permitir el acceso ferroviario desde Ensenada al sector portuario sobre el canal del Oeste.
Hoy totalmente abandonado, tuvo como objetivo reducir peajes en los rieles interiores del puerto, entre el ferrocarril y la empresa de muelles y depósitos.
El exdirector de Cultura de Ensenada, Carlos Ferrari, nos contó parte de la historia.
—Amigo, ¿dónde estamos?¿El Puente Giratorio?
—Así le llamamos a esta reliquia que es patrimonio nacional.
Le llamamos Puente Giratorio porque la estructura que tiene permite que se desplace, gire y se ponga cruzando el río.
Al mismo tiempo se lo vuelve a esa posición, como está ahora, y permite el tránsito fluvial.
—¿Funciona?
—No, no funciona. Este puente se inauguró el 21 de diciembre del año 1913. Podríamos empezar a decir algo acerca del Ferrocarril Buenos Aires–Puerto de la Ensenada, que tenía esas dos terminales…
Y la terminal de Ensenada fue inaugurada el 31 de diciembre de 1872 por el presidente Domingo Faustino Sarmiento. Porque todo esto no existía: era campo.
—Claro.
—Ahora bien, diez años después de la fundación de ese ferrocarril Buenos Aires–Puerto de la Ensenada, se funda la ciudad de La Plata en 1882. Y en 1884 comienza a construirse el puerto.
—Claro.
—El puerto a La Plata. Y se abandona el puerto de la Ensenada, que era un puerto natural, que estaba en la confluencia del arroyo Doña Flora y el río Santiago,
frente al actual Club Regatas.
Ahora se lo ve estrecho en relación a lo que era, claro,
pero la boca del río Santiago era la boca de la Ensenada.
Permitía la entrada de barcos de ultramar, cosa que no ocurría con Buenos Aires, porque entonces no tenía puerto.
Después se hizo Puerto Madero, mucho después. Pero los barcos arribaban lo más cerca posible de la costa,
se trasladaba la mercadería y los pasajeros a embarcaciones menores, y terminaban en la costa.
—Claro.
—Cornelio Saavedra lo tomó como el puerto natural de las nacientes Provincias Unidas del Río de la Plata.
—¡Qué increíble!
—Y la prueba de eso es que se valizó la entrada, se construyeron cinco puentes en el trayecto de la Ensenada a Buenos Aires. Postas también, para el recambio de caballería, el descanso de los turistas o pasajeros.
El puente giratorio: estructura y función
(Voz en Off)
Es una estructura de hierro con motor eléctrico, ubicado en una casilla de mampostería que más tarde fue reemplazado por un motor hidráulico. Ambos, en su momento, le permitían la rotación y el frenado.
El conjunto remataba en una casilla portante de madera,
que era del cuidador del puente, y una cabina de mampostería que contenía el sistema de señalamiento, que actualmente no se encuentra en el lugar.
Hoy el puente está abandonado y deteriorado. Si bien surge luego de la construcción del puerto, no hay duda de que su creación tuvo vínculo con el mismo.
El Puerto La Plata
—Cuando se funda la ciudad de La Plata y se empieza a construir el puerto, se construyó en torno a este barrio, que se llama Campamento porque aquí acampaban los obreros que hicieron el puerto.
Ese puerto se empezó a hacer a pala, pero eran multitudes de personas trabajando a pala. Se terminó dragando… y entonces los obreros acampaban cerca de donde trabajaban.
Cuando el puerto comienza a trabajar, trabaja sobre todo con los frigoríficos, llevando, exportando carne.
Ahora bien, cuando vienen… vienen vacíos. Es decir, vienen a buscar carne y se las llevan cargadas con carne. ¿Y qué traen de Europa? Lastre.
¿Y cuál es el lastre? Las chapas.
Por eso en Berisso y Ensenada las casas son de chapas. Y lo mismo vas a encontrar en La Boca o en Rosario.
Se funda La Plata, se empieza a construir el puerto,
y la zona de desarrollo de la región no es más el Fuerte Barragán: es el nuevo puerto.
—Claro.
—Entonces el ferrocarril Buenos Aires–Puerto de la Ensenada
traslada su terminal de allá, donde estaba cerca del fuerte,
a lo que ahora es el Centro Cultural La Vieja Estación.
Ese comienza a ser el nuevo centro de desarrollo del lugar.
Y el ferrocarril que llegaba al puerto, a La Plata, ese ferrocarril Buenos Aires–Puerto de la Ensenada, se transforma en Ferrocarriles del Sur, porque lo privatiza la provincia. Pero privatiza todo menos el tramo de La Plata al puerto. Entonces, el Ferrocarril del Sur, que era de capitales ingleses, para acceder al puerto tenía que pagar peaje a la provincia.
Para evitar pagar ese peaje, se construye este puente. Y entonces el tren accede al puerto por una vía propia.
—Claro, ahora entiendo.
—Y este puente se inaugura, decía, el 21 de diciembre de 1913 hasta el año 99, más o menos. Ahí no se lo usó nunca más. Se siente todo eso.
Campamento, digamos, por empezar: vivían muchos de los frigoríficos sobre todo. La gente de aquí trabajaba en su mayoría en frigoríficos. También trabajaban en ferrocarril.
Pero tal es así que había varios puestos para cruzar el dock en bote.
—Sí.
—Y, como se perdieron tantas cosas, porque todo lo absorbe Buenos Aires…
Buenos Aires ha usufructuado de los beneficios…
—La ciudad.
—La ciudad de Buenos Aires, no la provincia: la ciudad de Buenos Aires. Tal es así que alguien, que me parece un lúcido pensador del siglo XIX, como Juan Bautista Alberdi, decía:
“Para nosotros, la independencia fue cambiar de amo.
Antes nos mandaban los españoles y ahora nos mandan los porteños”.
Capital Federal es la ciudad que tiene mayor cantidad de recursos económicos y no produce nada.
Pero en Capital Federal tienen sede central montones de compañías, muchas de ellas multinacionales, que facturan en Capital Federal, pagan impuestos en Capital Federal…
—Y no trabajan…
—Quedan los recursos en Capital Federal. Aunque la fábrica la tengan repartida en otras provincias, pero cotizan en Capital Federal…
—Dios atiende en Buenos Aires.
Fundación del Barrio Campamento
(Voz en Off)
Como bien nos contaba Carlos, el barrio Campamento se crea entre 1883 y 1891, y es el lugar donde se alojaban los obreros que excavaron a mano y construyeron el Puerto La Plata, que se habilitó finalmente en 1890.
Allí había humildes casillas de madera y lienzo, porque escasamente podían construirlas en ladrillo, por lo que se convirtió en un auténtico campamento de trabajo.
Hoy sigue llevando el mismo nombre y guarda un triste relato del 16 de septiembre de 1955, día del derrocamiento del entonces presidente Juan Domingo Perón, y de la denominada Batalla de Ensenada, que la memoria popular de la zona aún sigue evocando.
—En el golpe autodenominado Revolución Libertadora del ‘55,
se bombardeó una manzana del barrio Campamento. El Almirante Rojas amenazaba con destruir la destilería, por lo cual tuvimos que evacuar Ensenada y nos fuimos todos caminando, todos los ensenadenses, a alguna casa de pariente o amigo en La Plata, lo cual tampoco era muy seguro, pero acá menos.
Aquello que está allá enfrente que se ve a lo lejos es el Liceo Naval Militar, y al lado está la Escuela Naval Militar. Ahí estaba Infantería de Marina sublevada, como toda la Marina, antiperonista siempre. La Aeronáutica estaba fraccionada en ese entonces: había leales y había rebeldes.
Los leales fueron a bombardear; un avión fue tocado por los cañones de aquí, y con el afán de descargar este peso, supuestamente quiso arrojar bombas en el dock central,
pero cayeron en una manzana del barrio Campamento.
Y se prendió fuego toda la manzana, menos una casa, la de la esquina, que tiene un mural que relata esta historia.
Además, donde termina esta plaza hay una exposición de murales a cielo abierto. Van a ver que hay murales que se refieren a la historia y la identidad del barrio. También relatan esto del bombardeo al barrio y está muy bien hecho.
Lo hizo una vecina de aquí, Melina Slobodian, con apoyo de la Dirección de Cultura y con apoyo de Puerto Plata.
Los murales y la memoria
(Voz en Off)
Decenas de bombas caen sobre casas de chapa, niños con mirada triste aferrados a sus juguetes, y mujeres que huyen de sus casas con lo puesto, son algunas de las escenas retratadas en 12 murales que integran el museo a cielo abierto de la ciudad de Ensenada. Y que enuncian la violencia y el horror del golpe de Estado de 1955,
cuando las fuerzas armadas bombardearon un barrio de trabajadores y luego amenazaron con volar la destilería de YPF, lo que obligó a la evacuación de toda la ciudad en dos oportunidades.
Durante el bombardeo del 16 de septiembre de 1955, se incendiaron las viviendas de toda una manzana del barrio Campamento. Solo una casa quedó en pie.
Está en una esquina. Pertenecía a los padres del Cholo Ortiz, dirigente ferroviario peronista, quien permaneció en su casa eludiendo la evacuación y quedándose en la asistencia y socorro de heridos, entre ellos: dos ferroviarios, uno herido en una pierna y el otro en una nalga.
Cuando escuchó los primeros bombardeos, el Cholo metió debajo de una mesa del comedor a su mujer y a sus dos hijos.
Él permaneció afuera y fue herido mortalmente por una esquirla que le atravesó el cuerpo, así lo dice su partida de defunción.
La casa hoy es sitio de memoria. El Museo a Cielo Abierto rescata las voces de los sobrevivientes, y en las paredes, sobre fondo negro, pueden leerse algunos de sus testimonios.
(Bonaherencia)